PALESTINALIED – Walther von der Vogelweide

20 noviembre 2010 at 9:38 am 1 comentario


Del álbum Music of the Crusades. Songs of love and war (Decca Serenata, 1970). Interpretado por Early Music Consort (dir. David Munrow)

Mis primeras escuchas de un estilo o autor clásico están, casi siempre, relacionadas con los discos de vinilo que mi padre compraba por fascículos, de algunas de las varias colecciones que tiene en plan Historia de la Música y similares. Más tarde puede haber una cinta de casete grabada de alguien y, por último, el CD ya comprado por mi. Hoy tenemos este medio para reencontrarnos con aquellas músicas que nos tocaron en su momento y que ahora podemos recuperar gracias a la bondad de personas anónimas, que dedican tiempo y esfuerzo en compartir su cultura.

Ya había hecho una búsqueda infructuosa por Youtube de esta grabación de una de las más famosas canciones medievales del XIII, la Palestinalied (Canción de Palestina), compuesta por el que está considerado el más importante poeta alemán de la Edad Media. Hoy debo haberme levantado más lúcido y he dado con ella con relativa facilidad.

Se trata de una melodía que se aleja de las convenciones habituales entre los minnesänger (Cantores del amor) de la época. Éstos, herederos de los trovadores franceses, solían dedicar sus poemas de una dama de alta cuna en una relación de amor imposible. Vogelweide fue un cantor comprometido con su tiempo y muy crítico con la sociedad en la que se veía inmerso. En esta canción predica la cruzada por la conquista de Palestina, pero a la vez señala que la alabanza a Dios es común entre cristianos, judíos y paganos, que al final todos luchan por un mismo Dios.

Es muy difícil descifrar las notaciones musicales que nos han llegado de época medieval. El uso de los modos rítmicos era habitual entre los poetas, por lo que no solían escribir las duraciones de las notas. Esto lleva a notables diferencias entre interpretaciones de la misma melodía.

Las dos versiones que os presento son parecidas en ese sentido, si bien muy diferentes en carácter. La primera me enamoró en mi adolescencia. Es una dulce versión interpretada por un contratenor con el simple acompañamiento de un par de laúdes. Al principio tan sólo acompañan con simples acordes. En una segunda repetición se establece un contrapunto entre uno de los laúdes y el canto. Pensemos que la polifonía se empieza a extender por Europa, y que los instrumentistas siempre utilizaron la improvisación para sus acompañamientos, así que es una de las posibles soluciones a la canción. En cualquier caso, y en mi desconocimiento de pimpollo, imaginaba yo el delicado canto de amor de un caballero, en una versión peliculera del asunto.

Este canto pseudoreligioso (no olvidemos que la religión lo es TODO en la Edad Media) comienza con las siguientes palabras:

«Ahora mi vida ha adquirido un significado,
mis ojos pecadores han podido ver
la bella tierra y el suelo sagrado
que todo hombre debe honrar.
Esto me concedió Dios:
he llegado a la ciudad
en la que Él recorrió en forma humana.»

La segunda versión que os pongo aquí me llegó un poco más tarde, en forma de cinta virgen grabada por mi «hermano» Vicente. Es, en realidad, una parodia que encontramos en los Carmina Burana del siglo XIII llamada «Alte clamat Epicurus». Me había interesado por la música antigua, en gran medida gracias a mi ya nombrado benefactor, y esas versiones setenteras que presentan una Edad Media sórdida me fascinaban. En este caso, la dulce canción se transforma en cruento alegato sonoro que pretende situarnos en una época llena de personajes grotescos. Uno se sentía radical cuando escuchaba esa voz imposible que remata la canción, con una zanfoña en el subgrave y percusiones que nos transportan a un cine de corte «Excaliburiano». Para que os hagáis una idea de hasta que punto fueron irreverentes los goliardos que cantaban los cantos escritos en los Carmina Burana, os traduzco los primeros versos de esta parodia:

«Epicuro grita en voz alta:
El vientre será mi dios.
Este dios tiene por objeto la garganta,
su templo es la cocina
donde abundan los olores celestiales.»

La versión a la que me refiero es la segunda del álbum Carmina Burana Vol. 1 (Harmonia Mundi, 1974) interpretado por el Clemencic Consort (dir. René Clemencic). La primera es la Palastinalied a capella interpretada por el tenor Hugues Cuenod en 1959. Disfrutad de ambas.

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MARÍA – Leonard Bernstein LOVE WILL TEAR US APART – Joy Division

1 comentario Add your own

  • 1. victor  |  23 marzo 2012 a las 7:16 pm

    Muy buena página, me gusta, bastante información y muy variados temas.
    Sobre la canción palästinalied, yo la conocí gracias a In Extremo –

    Saludos

    Responder

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