Posts filed under ‘Pop-rock’

NO JOY IN MUDVILLE – Death Cab for Cutie


Del álbum We have the facts and we’re voting yes (Barsuk, 2000)

Lo primero que me sorprendió de esta canción de Death Cab for Cutie fue su pausado arranque, ese tempo casi inmóvil por el que desfilan en homorritmia (es decir, al unísono) bajo, guitarra, glockenspiel y batería. Esa misma coincidencia temporal vuelve a aparecer en la coda del último minuto, en la que ya solo bajo y guitarras puntean la melodía. Un ritmo marcado que me hace pensar en las manecillas de un reloj y en lo que representan: el tiempo como cambio, como el paso de un estado a otro.

En ‘No joy in mudville’ pasamos de la contención al desgarro de la guitarra distorsionada (a mitad de canción), de la misma forma en que los días nos deparan momentos de mayor o menor intensidad. En ese estallido, DCFC se aproxima al slow-core e incluso a grupos de post-rock como Explosions In The Sky, si bien desde sus orígenes han sido encuadrados en el indie-rock junto a otras bandas coetáneas del Pacífico Oeste norteamericano como los fabulosos Built To Spill y los no menos reputados Modest Mouse.

Porque independiente, desde luego, era el sello Barsuk en el que fue grabado el segundo disco de DCFC, ‘We have the facts and we’re voting yes’. De la misma forma, Chris Walla, miembro del grupo y productor de este álbum, es considerado como uno de los productores más prolíficos del indie-rock en Seattle, donde ha grabado a grupos como Nada Surf, The Postal Service (magnífico proyecto paralelo de Ben Gibbard, cantante de DCFC), The Decemberists o Tegan and Sara, entre otros.

Tal vez La Ciudad de la Lluvia tenga algo que ver con el sonido de este disco, que a ratos es la versión sin rabia del grunge (también llamado Seattle sound), aunque siempre desde un prisma más pop y atento a las melodías. En cualquier caso este álbum del año 2000 suena aún bastante al rock de los 90, supongo que por eso desde un principio me identifiqué bastante con él. Año 2000… ¡de eso hace 12 años! Vaya, últimamente todo se me convierte en tiempo.

Para empezar, el tiempo libre que he ganado tras dejar mi trabajo. Y con tiempo libre no me refiero solo a tiempo de ocio, sino a la parte de mi tiempo que yo gestiono (libremente). Casualidades de la vida, mi madre ha sido pre-jubilada en la última semana, lo que ahora le planteará esa engorrosa cuestión de qué hacer con su tiempo (el libre).

Ya hace unos meses, cuando fue mi padre el que se jubiló, le regalaron un bonito reloj, animándole a aprovechar cada minuto del resto de su –nueva– vida. Poco tiempo antes, justamente mi padre me contaba su fascinación por el Movimiento Slow, que aboga por un ritmo de vida más lento. En general, él siempre ha preferido hacer las cosas a fuego lento, en la creencia de que los resultados son siempre mejores. Y mi padre sabe mucho de cocina.

Predecir lo que estaré haciendo dentro de otros 12 años es difícil y, la verdad, muy poco atractivo (no confundir con mi atractivo dentro de 12 años: eso está fuera de discusión, jeje). Pero sí puedo intuir algo del futuro: que esta canción me seguirá gustando, porque hay cosas ­–buenas– que no cambian. Hazme caso y escucha este comienzo sin prisas. Tómate tu tiempo.

el fuego fatuo

25 May 2012 at 4:17 pm 2 comentarios

LOVE MY WAY – The Psychedelic Furs


Del álbum Forever now (CBS, 1982)

Los Pieles psicodélicas sacaban su álbum recopilatorio All of This and Nothing en el año 88, estando yo en plena adolescencia y receptivo para todo aquello que sonase a pop y rock «diferente». Gracias a este vinilo, que aún conservo, conocí y berreé todos sus éxitos. Y recuerdo especialmente la sensación que tenía cuando escuchaba su música: era una especie de inquietud. Me gustaban sus canciones, son pegadizas y funcionan en general con comodidad. Es un pop con un alto potencial comercial. Sin embargo, la voz cascada y más grave que aguda de Richard Butler, los teclados oscuros de pads ochenteros dando pinceladas por aquí y por allá, el uso del saxofón (instrumento que no apreciaba yo en su justa medida) y esa cierta melancolía que respiraba la new wave, me dejaba sin saber si debía apostar todo por ellos o retirar la puja. Hoy tengo la respuesta, muy lógica y evidente: depende ;)

Dando un repaso a su discografía y sus éxitos, encuentro detalles que refrendan mi opinión. La propia estética de las portadas pasa del estilo Velvet y de pop Warhol que lucen en sus primeros discos, al glamour que respira su 4ª portada, cercana a la estética glam, e incluso a recordarnos a ese Michael Jackson del vídeoclip «Bad» en la 5ª.

También vemos cómo los productores de cada LP son diferentes, y eso se aprecia con claridad en un recopilatorio. Cada canción te lleva a sitios distintos. No puedo decir que suene a eclecticismo, porque es un grupo con un sonido muy peculiar y personal. Pero «Love my way» fue producido por Todd Rundgren, y no es una información gratuita, como luego veremos.

Lo que sí aprecio en la carrera de estos chicos es un cierto anhelo de éxito comercial, una aproximación a un público de masas. Y eso es algo que te obliga estilísticamente hablando a lo largo de tu carrera. ¡Ojo! No lo digo como algo peyorativo, en muchas ocasiones ha generado productos de gran calidad y perdurabilidad en el tiempo.

Este es para mi el caso de «Love my way». Y más aún ahora que parece que el indie tiene que sonar a los 80. Cuando escuchas un tema como este pasados 30 años y piensas que supera a muchas de las propuestas actuales en esa línea, que la muchachada «independiente» de hoy podría considerarlo un éxito, es cuando te das cuenta de la calidad de este trabajo.

Seré en esta ocasión os daré diez razones para escuchar la canción y disfrutarla con más intensidad:

1. La ya citada voz de Richard, sello personal del grupo.

2. El uso del xilófono (gloria bendita). En el videoclip aparece una marimba, más potente visualmente hablando, pero yo apostaría por que es un xilo.

3. La serie de acordes de la estrofa sobre un modo frigio: Do mayor – Si menor.

4. La resolución del estribillo con los acordes Do mayor y Re mayor, que siguen flotando sobre dicha modalidad. Me encantan estas figuras armónicas que no descansan sobre el centro tonal que nuestro oído nos pide (que sería Sol) y que evolucionan con tan sólo tres acordes.

5. ¡El bajo, por favor! Se usa con mucha prudencia. En la estrofa aparece y desaparece, un detalle que no todo el mundo aprecia, pero que siempre se nota. Cuando llega el estribillo, a marcar con fuerza las corcheas, como requiere el momento.

6. Y esto me lleva al estribillo. Que maravilla cuando una canción sabe contenerse para emocionar cuando hay que hacerlo. Fijaos en cómo crece el tema. Esto es algo de lo que a menudo se olvidan las producciones actuales «ochenteras».

7. Guitarra comedida y teclados muy cuidados, con un par de pads y algún detalle en las estrofas… que gusto.

8. No he hablado de la batería, sin grandes aspavientos pero siempre en su sitio. Fijaos al final de la canción como usa el base y los toms, así como en los estribillos. El sonido, claro está, nos sitúa en su época, con esos bombos con mucho agudo y esas cajas tan características.

9. No os perdáis ese momento, sobre el minuto y medio, en que el estribillo es cantado sobre la base armónica de la estrofa. Lo que decía antes, esto es hacer que lo música evolucione con tan sólo tres acordes.

10. Esas letras que no dicen nada pero que tienen sentido. Muy de ingleses de aquel momento, dejando atrás el punk pero recordándolo en detalles. Por otra parte, no deja de ser otro «my way».

Creo que son razones suficientes. Escuchad y opinad al respecto.

Versión en directo, en el programa «La edad de oro» de RTVE, año 84:

2 abril 2012 at 4:19 pm 4 comentarios

CHICA DE AYER – Nacha Pop


Del álbum Nacha Pop (Hispavox, 1980)

No era con los primos Vega con quienes quería yo abrir el apartado de música española en el blog, pero dadas las circunstancias me veo en la necesidad de hacerlo. Acaba de fallecer Antonio Vega, que fue uno de los iconos del pop español de los 80. La cuestión histórica me hace postear con una canción que todavía hoy día da título a una serie de televisión y que, siendo single de su primer disco, es sin duda su mayor éxito.

Al margen de la cuestión homenaje (Requiem in pacem), Chica de ayer se ha ganado un lugar privilegiado dentro de la música pop española. Su actualidad, pese a los más de 30 años pasados, da una idea de la redondez que presenta. La discografía de Nacha Pop no es regular en absoluto, se encuentra llena de los altibajos que supongo en la vida de Antonio Vega, y que seguramente implicaría la tensión entre los primos, y que les llevaría a la separación a finales de los 80. Sin embargo, han cuajado una decena de temas de calidad indiscutible, si bien a la mayoría de ellos les pasó como al propio Antonio: envejecieron regular. En su momento estuvieron, como se decía entonces, «en la cresta de la ola», pero esa falta de clasicismo les salió cara. En contrapartida, el pop español no volvería a ser lo mismo: estábamos ante una mente creativa que influiría a toda una generación.

Como he comentado, no pasa lo mismo con Chica de ayer, canción-bandera del grupo y para muchos críticos y especialistas de todos los 80 o incluso de todo el pop español, presente en recopilatorios, versiones, anuncios, etc. ¿Es esta reiteración insistente en los medios la que hace que nos sepamos la letra, que la cantemos cuando por enésima vez aparece en M-80 o que nos movamos a su compás aunque ya nos dé hasta coraje? Puede ser, pero estoy convencido de que no es lo único. Se trata de un tema sencillo, sin aspavientos, basado en el clásico cuarteto de rock (guitarras, bajo y batería), con el piano que tocó el infame Teddy Bautista, también productor (¡los dineros!), de tempo medio y sin contrastes acusados. Los riffs de guitarra y sólos instrumentales son igualmente simples y eficaces. El estilo que inauguraban los madrileños, la new wave española, no presenta aquí su tono más oscuro, si bien el grupo tiende a un sonido íntimo y personal. Pero es la voz de un jovencísimo Antonio Vega y sus melancólicas letras las que hacen que se te erice la piel.

Desgraciadamente, hace tiempo que el autor dejó de hacer una música tan fresca como ésta, para aparecer en los círculos más recalcitrantes de la sociedad española interpretando canciones a menudo de dudosa calidad. De su carrera en solitario quedan, a mi parecer, pocas muestras reseñables, y el hombre debía de llevar tiempo sufriendo, si nos fiamos de su apariencia física. Pero ese muchacho, tal vez demasiado lánguido para la movida, que en 1980 aparecía por primera vez en la televisión española ¡y en el programa «300 millones»! (besazos a Hispanoamérica) poco imaginaba que estaba haciendo historia. La suya terminó ayer; la de sus canciones aún está por escribir.

[Youtube = http://www.youtube.com/watch?v=qEIjZHPplG4%5D

PD. No os perdáis a Ñete, el batería; o estaba el hombre muy nervioso, o algo tenía en el ojete :D

13 May 2009 at 9:51 am 4 comentarios


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