STRANGE FRUIT – Billie Holiday

21 julio 2009 at 4:34 pm 2 comentarios


Compuesta y escrita por Abel Meeropol en 1939. Grabada para Commodore Records gracias a Milton Gabler, ya que la casa discográfica de Holiday, Columbia Records, rehusó grabarla.

Hace unos días se cumplían los 50 años de la muerte de la increíble «Lady Day». Decidirse por una canción de su repertorio como homenaje es tarea ardua: «Don’t Explain», «Solitude», «My man»… Pero cuando se escucha a esta Billie ya tocada por la heroína interpretando en directo «Strange fruit» con el único acompañamiento del piano (excepto el último acorde), se disipan las dudas. Es demoledora.

Lo mismo han debido pensar muchas, muchas personas, porque resulta que la revista Time consideró en 1999 que era la mejor canción del siglo XX. Nada menos. Y es que para algunos ha supuesto la mejor experiencia de agitación y propaganda política de la historia. Y, además, es poesía y música. ¡Que maravilla!

El texto os lo adjunto más abajo para que podáis disfrutar plenamente de la experiencia. También os daré algún enlace interesante sobre la canción. Ya sabéis que para mi lo primero es la música, aunque aquí tenemos que hablar casi de mousikē en el sentido más clásico, en que se unen sin distición música y poesía. De hecho, la primera vez que la escuché esta interpretación se me vino a la mente un lied del XIX. El texto hace referencia a los linchamientos que seguían produciéndose en el sur de los Estados Unidos. Los cuerpos de los negros colgados de los árboles son esa «extraña fruta» de la que nos habla en una hermosísima y terrible metáfora. Sobre el cálido y bucólico ambiente del sur (escenas pastoriles, el olor de las magnolias, la brisa del sur, los álamos) cae la tremenda realidad de la muerte, algo que impactó a Abel Meeropol pese a (o precisamente por) ser judío y de origen ruso. Con esos antecedentes y metiéndose en tales sutilezas, le tocaría declarar frente al comité Rapp-Coudert sobre la posible influencia comunista. Que cosas.

Sobre la música propiamente dicha, lo que más destaca en las grabaciones de Billie Holiday es siempre su personalísima voz. Es curioso que sea tan extremadamente limitada (apenas una octava), y aún más cuando las drogas y el alcohol fueran mermándola. Pero sería la forma de interpretar, casi podríamos decir de «vivir» cada una de sus canciones, la que haría que se convirtiera en una cantante irrepetible. Dos hechos hacen que pueda sentir en lo más profundo la letra de «Strange fruit». Por una parte, sufrir ella misma la segregación racial, teniendo que utilizar el montacargas en algún hotel y muriendo su padre sin que ningún hospital le atendiese por su condición afroamericana. Por otra parte, su turbulenta vida, con episodios como la prostitución, violación, drogodependencia, alcoholismo, encarcelamiento… Una persona que podía entender a la perfección cualquier canción que hablase de dolor y de sufrimiento.

No podemos olvidarnos de las raíces de su música. Es evidente que la intensidad emocional que imprime Billie Holiday parte del blues. A mi me recuerda mucho, y he confirmado que fue una de las fuentes de las que bebió, a Bessie Smith. En esta canción, o en la manera que tiene la Holiday de afrontarla, se dejan ver estas profundas huellas del sur. Louis Armstrong también sería una referencia para Holiday, si bien el trompetista revolucionaría la canción americana a muchos niveles que escapan de una mera influencia personal. A esta sólida base imprime Lady Day su personalidad, especialmente en los giros vocales que nos recuerdan al habla, en delicados portamenti de altura imprecisa pero exactitud meridiana. Éste es, tal vez, el recurso que más fascina de la cantante, junto a un impecable swing que hace que se mueva por el ritmo como trapecista sin red, siempre arriesgando.

Un último comentario para el sobrio acompañamiento de piano, muy adecuado a la ocasión. Como en un lied, remarca y profundiza en el texto y la melodía de voz. Los tensos silencios que crean cantante y pianista intensifican la expresividad del poema. Maravilloso su final, con un último acorde al que se une un grupo de vientos para, de inmediato, crear un silencio que deja sin respiración. No puede haber mejor punto final.

El prometido texto, con su correspondiente traducción:

Southern trees bear strange fruit, (Los árboles del sur tienen un fruto extraño)
Blood on the leaves and blood at the root, (Sangre en las hojas y sangre en la raíz,)
Black bodies swinging in the southern breeze, (Cuerpos negros balanceándose en la brisa del sur,)
Strange fruit hanging from the poplar trees. (Extraño fruto que cuelga de los álamos.)

Pastoral scene of the gallant south, (Escena pastoral del galante sur,)
The bulging eyes and the twisted mouth, (Los ojos abultados, la boca torcida,)
Scent of magnolias, sweet and fresh, (El aroma de las magnolias, dulce y fresco,)
Then the sudden smell of burning flesh. (Y de pronto el olor de la carne quemada.)

Here is fruit for the crows to pluck, (Aquí está el fruto que arrancarán los cuervos,)
For the rain to gather, for the wind to suck, (Para que reciba la lluvia, para que chupe el viento,)
For the sun to rot, for the trees to drop, (Para que el sol la madure, para que los árboles la suelten,)
Here is a strange and bitter crop. (Aquí está una extraña y amarga cosecha.)

[Youtube = http://www.youtube.com/watch?v=h4ZyuULy9zs%5D

Interesante artículo sobre la canción pinchando aquí.

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2 comentarios Add your own

  • 1. z.  |  21 julio 2009 a las 5:49 pm

    Impresionante canción. ¿Te puedes creer que no la conocía? Tampoco sabía que su tesitura fuera tan reducida.

    Responder
  • 2. oC  |  21 julio 2009 a las 10:34 pm

    Es curioso porque, pese a lo bien que la tratan los críticos, es una canción que está ausente en algunas de las colecciones recopilatorias que rulan por ahí. ¿Seguirá siendo polémica? pregunto intrigado = |

    Responder

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